miércoles, 13 de junio de 2012






La tradición hedonista

- Epicuro de Samos, al responder a la pregunta "¿cómo podemos ser felices?", inició otra tradición ética: la hedonista (de hedoné, placer). Esta tradición se asienta sobre tres puntos que ya Epicuro señaló: - Todos los seres vivos buscan el placer y huyen del dolor. Por tanto, el móvil del comportamiento animal y humano es el placer. - La felicidad consiste en organizar de tal modo nuestra vida que logremos el máximo de placer y el mínimo de dolor. - Precisamente porque se trata de alcanzar un máximo, la razón moral será una razón calculadora.

- El hedonismo epicúreo es individualista (se trata de lograr el mayor placer individual). Sin embargo, en la Modernidad, el hedonismo se convertirá en social y recibirá el nombre de utilitarismo.

- El utilitarismo considera que los seres humanos estamos dotados de unos sentimientos sociales, cuya satisfacción es fuente de placer. Entre ellos está el desimpatía (capacidad de ponerse en el lugar de cualquier otro, sufriendo con su sufrimiento, disfrutando con su alegría), que nos lleva a extender a los demás nuestro deseo de obtener la felicidad. El principio de la moralidad es entonces "la mayor felicidad (el mayor placer) para el mayor número posible de seres vivos" y funciona a la vez como criterio para tomar decisiones racionales.

John Stuart Mill, uno de los grandes defensores del utilitarismo

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